lunes, 18 de febrero de 2008

"Bullitas" on the road

Me encanta conducir. Me gusta coger el coche desde temprano y ver amanecer durante el recorrido. Me relaja hacerlo mientras escucho las tertulias radiofónicas o escucho algo de música puesta al volumen adecuado.

Y, mientras disfruto de esta sensación, diversos elementos hacen alterar las buenas vibraciones. Son, como un buen amigo llama, los "bullitas" (yo los llamo de otra forma más grosera, que no voy a mencionar aquí). Sus características principales son:

  • La carretera les pertenece
  • Son los únicos que llegan tarde a los sitios
  • Si te pillan por detrás, amablemente te hacen un fogonazo de luces largas para que te apartes y... encima hay que pedirles perdón; sin hablar de aquellos que utilizan el claxon indiscriminadamente.
  • Se atreven a toda clase de adelantamientos y maniobras. Para ellos (hablo en masculino porque estoy hablando de coches) no existe la izquierda o la derecha (al parecer no vieron Barrio Sésamo o se perdieron esa clase en el cole)
  • Las luces sólo sirven para demostrar su maestría, es decir: en ningún momento usan el intermitente sino sólo la luz larga para avisar de que llegan.
  • Complementando la información anterior, el intermitente es usado en dos nanosegundos para avisar de su desplazamiento lateral, sea adelantando por la derecha o por la izquierda, indistintamente.
  • La edad y el sexo varía, pero desde luego no tod@s son los "chinorrillos" (como se dice en esta tierra) de los que todos se quejan.

Doy mi enhorabuena a las autoescuelas que ofrecen sacarse el carné en 15 días, porque así tendremos un montón de conductores y conductoras de este tipo en la carretera que nos enseñan lo que realmente significa conducir con educación y ateniéndose a las normas (para que luego digan que el ser humano va a mejor)

viernes, 15 de febrero de 2008

Irrepetibles, irrepetibles, irrepetibles...

Hoy soñaba. Soñaba con la juventud y con una playa. Soñaba incongruencias oníricas... Soñaba que reía y reía y reía, y que mi alma se llenaba con esa risa. Carcajadas de sal. El aire fresco bañaba mi cara, y mis pies se mojaban con el agua cristalina. "¡Bañémonos!" gritábamos y corríamos hacia el agua cual infantiles seres que flotan.

Y desperté.

Y quería volver ahí. No quería despertar. No quería irme de ese lugar. Quería seguir soñando.

Soñando, soñando, soñando.

Pero desperté a la vida. Esa vida que nos llena, no sólo de buenos momentos, sino de responsabilidades, de dolor, a veces de tristeza profunda, de frustraciones. Y comprendí que hay momentos en el camino que son irrepetibles, hay situaciones en nuestra vida en las que nunca volveremos a estar. Es así.

Todos sufrimos. Todos lloramos y todos reímos.

A veces entiendo que si yo no esperara una vida mejor tras el umbral, no podría ser plenamente feliz. Si no supiera que hay un Dios que vigila mis pasos, me desesperaría en mi soledad, en mi egoísmo...

No todo está aquí. Hay algo más. Ese algo despierta mi esperanza y enciende mi felicidad. Dios, tú estás aquí.

lunes, 11 de febrero de 2008

Adiós, Bernabé, adiós


Ayer por la tarde jugaba con mi hijo y con un espejo. Él se reconoció, y como íbamos a salir en ese instante le dijo adiós a su imagen en el espejo. Yo le respondí que él no podía decirse adiós a sí mismo. ¡Qué gran verdad descubrí!

Te puedes despedir de tu jefe, de tu pareja, de tu hijo; te puedes despedir de tu vecin@, de tu compañer@ de trabajo, de tus padres... pero nunca de tí mismo.

Si tienes un problema contigo mismo, no puedes escapar, y arreglarlo otro día. Si te aburres de ti mismo, no puedes irte y buscar a otra persona para divertirte. Si no te quieres a ti mismo, no puedes ir y buscar a otra persona para amar. Y... lo más grave: si eres tu principal enemigo, no puedes destruirte a ti mismo.

Todas estas reflexiones se me venían a la mente en esa imagen cotidiana, y me recordaba algo: mis problemas son míos y no los de mi prójimo. No podemos echarle la culpa siempre a los demás; algo tendremos que arreglar.

No sé que os parece esta reflexión, pero me gustaría que dejarais opiniones. Las necesito para contrastar. Puede que en otros artículos siga meditando en más de lo mismo.


Carpe Diem


La persistencia de la memoria. Ese es el título de este cuadro de Dalí, fiel a su estilo surrealista. La verdad es que este tipo de lienzos siempre me inquietan y me surgen multitud de preguntas de las que sé que no tienen respuesta: ¿que querrá decir? ¿qué significa? ¿qué quiso decir?

La verdad es que después de haber disfrutado mirando a algunas de sus pinturas cara a cara, esas preguntas se multiplican, y esa inquietud se refuerza, comprendiendo que, al fin y al cabo, eso es el surrealismo: nada tiene que ver con nada; todo se aleja de todo.

Bueno, al hilo del tema del que quería escribir (el cual no tiene nada que ver con lo que he escrito hasta ahora), viendo estos relojes derretidos me surge una nueva pregunta: ¿ de verdad aprovechamos el tiempo que tenemos o siempre nos estamos quejando por querer llegar a tiempos mejores? Queremos que llegue el fin de semana para descansar; queremos que llegue el tan esperado viaje; queremos que llegue tal o cual fecha, porque para entonces ya habremos conseguido un objetivo que hayamos planeado. Y... ¿qué pasa mientras en el camino? ¿valoramos los pequeños detalles que llenan nuestra vida, y que son los reales que vivimos cada día? Son cuestiones que llevo meditando hace bastante tiempo, y que me han hecho llegar a una conclusión: la vida se disfruta día a día, y aunque tengamos ilusión por días futuros, hay que aprovechar los momentos que nos son regalados HOY.

El tan literario tópico "Carpe diem, Carpe horam" se puede aprovechar en este sentido. No esperar que venga lo bueno. Lo bueno ya lo tenemos. Seamos fieles en lo que Dios nos permite vivir cada día. Disfrutaremos más de la vida. Al menos eso creo. Que nuestros relojes no se derritan esperando que llegue el gran momento de nuestra existencia. VIVIR; ese es el gran momento.

sábado, 2 de febrero de 2008

Campañas animadas


El gran Pocoyó. La gran estrella actual de niñ@s de más o menos menores de 3 años. Es encantador... y los personajes que lo rodean lo complementan de forma extraordinaria.

Es curioso que este personajillo de indumentaria azul y cálida sonrisa, me inspire más confianza que otros personajes reales; otros a los que tenemos que elegir para que nos gobiernen; otros que marcarán la historia de este país.

La campaña electoral no es cosa de unos meses. Ellos han estado haciendo campaña desde hace mucho tiempo. Durante cuatro años me ha dado tiempo a observar, escuchar, meditar y decidir cuál será mi próximo voto. De nada me sirve que ahora quieran comprar mi voto o me prometan miles de puestos de trabajo. Mi decisión ya está hecha desde hace tiempo.

El día que venga un/a político/a diciendo lo que no podrá alcanzar, ese día votaré con convencimiento y con tranquilidad, sabiendo que el país se queda en manos de alguien íntegro y sincero. Mientras, iré a votar con orgullo pero con el ruego de que Dios guarde a este país de personas irresponsables que lo que hacen es tirarse piedras en vez de ayudarse mutuamente.

Perdón por no recortar la última foto, pero no había ganas.