viernes, 18 de abril de 2008

Ponle alegría a tu caminar...


Si te acostumbras a ver siempre
el lado positivo de las cosas:

En las dificultades,
te superarás con más facilidad.

En los desaciertos,
te sobrepondrás con voluntad.

En las dudas, sabrás discernir
con mayor seguridad.

En los problemas,
la solución te resultará más fácil.

En los momentos de soledad,
el pesimismo no te doblegará.

En la enfermedad,
sabrás luchar con fe.

Ante el desprecio,
tu ánimo no decaerá.

En las horas difíciles,
una luz interior te guiará.

Y, por sobre todas las cosas,
un bello mañana empieza ya hoy a ser realidad.

De generación en generación


Creo que no hacen falta más palabras (perdón por la calidad)

(fuente: revista Muy Interesante)

miércoles, 2 de abril de 2008

Aventuras lusitanas (o casi)




Sí, señores. Lusitania. Allí estuvimos este fin de semana anterior. Ese es el nombre de Portugal (o parte de su territorio) durante el imperio romano. Nuestras historias siempre han corrido paralelas.

Ya es la cuarta vez que visito el país. La primera fue con mis padres y con unos amigos de la familia. La segunda con los jóvenes de la iglesia de Cádiz en tiempos pasados (siempre recordaré la gran escalada en chanclas dirigiéndonos hacia el Castillo da Pena en Sintra). La tercera la compartí con Josemari y Bernabé este anterior verano. Esta última, no tiene parangón, como las otras.


Fue poco tiempo... pero... ¡qué bien aprovechado! El viernes por la noche íbamos a conocer a ese grupo que llevamos tanto tiempo escuchando... al menos... yo... hace como unos diez años. Se trata de Delirius. Ese "rubito" con carita de no haber roto un plato; ese bajista que parece que se le va a descolgar la cabeza con cada nota; ese guitarrista cuyas manos tocan el cielo; ese teclista que parece que no se le escucha; ese batería, del cual pudimos disfrutar una de sus últimas tocatas... Una gozada.

No hace mucho que escuchamos a ese grupo de alabanza de la Iglesia de Hillsong en Australia, con esa rubia de nombre impronunciable (Darlene Zschech). Un brazo de esa denominación está en Londres; de allí eran los que nos deleitaron el sábado por la noche con su música y su forma de alabar al Padre.


Sólo decir que fue una experiencia inolvidable: la música te envolvía, los focos te deslumbraban, el ambiente espiritual fue excelente.